
¿Viajar en realidad nos hace felices?
Si cerramos los ojos y nos ponemos a enumerar todas las cosas que nos logran traer felicidad, es muy probable que “viajar” esté entre las principales de tu lista. Mucho más si viajar es parte de un descanso ya sea solo o familiar. Esto lo he podido palpar en el último año como agente de viaje; es algo que inconscientemente la gran mayoría de las personas nos los comenta cada vez que se emociona en programar su viaje.
Después de lo que hemos vivido los últimos 2 años a nivel mundial, el viajar nos da la oportunidad de crear memorias para todos los días, crear vínculos con otras personas y hasta potenciar nuestra capacidad de resolver problemas.
Viajar te cambia de muchas maneras. No solo afecta tu salud física y mental, sino que también evoca emociones positivas. Cuando planeamos nuestro próximo viaje, hacemos las maletas o abordamos ese vuelo, nos emocionamos. Rompemos con nuestra vida rutinaria en casa y nos liberamos en busca de lo desconocido. Explorar destinos, la belleza de la naturaleza y conocer gente nueva elimina instantáneamente nuestras preocupaciones y el estrés del hogar y el trabajo.
Según estudios revelan, no solo que los viajes se disfrutan más que los bienes materiales, sino que la anticipación en nuestra cabeza durante la planificación de las experiencias que se han de vivir durante un viaje genera la sensación de felicidad mayor que la anticipación de comprar algún objeto.
En mi experiencia, viajar nos transforma y moldea nuestra personalidad en momentos cuando nuestras emociones varían minuto a minuto, entre el proceso cansado que podría ser esperar parados por horas en una sala de migración o la alegría que podría ocasionar llegar al lugar que tanto quisiste.
En todo caso, en mi opinión prevalecen estas 3 razones por la que viajar nos hace felices:
- Crean memorias para siempre

Esto se ha vuelto para mí la razón más importante al momento de planificar nuestros viajes familiares.
Cada vez que nos sentamos en la mesa junto a mis dos hijas y padres recordamos ciertas circunstancias en las cuales nos reímos, nos preocupamos, pero siempre aprendimos. Este aprendizaje siempre forma parte de lo que podemos compartir con los demás. “¿Te acuerdas esa vez que no encontrábamos el carro alquilado?”; Recordamos felizmente, lugares donde siempre queremos regresar.
¡Cada viaje guarda en nuestra memoria momentos que perduran para toda la vida!
2. Nos da la oportunidad de sentirnos libres

Libres de la rutina de todos los días, de levantarse a la hora que suena el despertador, porque si no me agarra el tráfico, o llegan tarde las nenas a la escuela; cualquiera que sea la razón; un viaje nos quita por completo esta sensación a tener que cumplir con horarios exigentes.
Aun sabiendo que va a llegar el día que tenemos que regresar, nos entrega esta sensación de libertad a cargas que probablemente nosotros mismos nos las hemos impuesto.
Nos aleja de los problemas y nos reconecta con nosotros mismos, por esto es importante desconectarnos cada cierto tiempo de la misma rutina.
En mi experiencia el simple hecho de volar en un avión, manejar por la carretera y la emoción de ir a descubrir un lugar nuevo me libera de este tipo de ataduras y me produce felicidad abundante.
3. Nos permiten valorar lo que tenemos
Sin duda, todo viaje representa distintos desafíos, mientras más lejos sea el destino, mayor será el desafío. Un viaje, además de ser una fuente de futuros recuerdos y anécdotas que contar, se vuelve un manual de vida para futuras experiencias, no solo nuestras, sino de todo a aquel que nos pregunta acerca del viaje. Esa sensación de poder contar e intercambiar lo que viviste y cómo lo resolviste, provoca una sensación de auto realización. Nos provoca poder valorar la capacidad que tenemos para resolver imprevistos.
En muchas ocasiones, después de un viaje, muchas personas valoran mucho más lo que tienen y dejan de quedarse por lo que les hace falta, lo cual ocasiona un mayor bienestar emocional. Viajar nos genera una visión más positiva de la vida, ya que nos permite abrir la mente y valorar las oportunidades diarias; nos permite ser más empático con el otro.
Ahora, después de lo experimentado con la pandemia, son muchas las personas que no quieren postergar sus viajes soñados. Y como esa misma planificación ya produce felicidad, ¿qué mejor que empezar a planificar nuestro próximo viaje?
“Porque el mejor viaje, es el que estás por vivir”
Así que la respuesta simple es SÍ.
¡Viajar es el ingrediente secreto para una vida feliz!
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